Muerte Súbita y Práctica Deportiva

Entendemos por muerte súbita a la aparición repentina e inesperada de una parada cardiaca en una persona aparentemente sana y en buen estado físico, por causa natural, no traumática ni violenta en un corto periodo de tiempo.

Se relaciona al deporte cuando se produce durante la práctica deportiva, en la hora que sigue a la realización de la actividad o en el reposo posterior.

Se trata de un episodio debido a una arritmia cardiaca, llamada fibrilación ventricular, que hace que el corazón pierda su capacidad de contraerse de forma organizada dejando de latir; el deportista que no recibe atención inmediata, la consecuencia es el fallecimiento al cabo de unos pocos minutos.

Existe una medida de tratamiento eficaz: la desfibrinación; consistente en administrar al corazón una descarga eléctrica controlada con un dispositivo que se conoce como desfibrilador.

El pronóstico de los pacientes que sufren una muerte súbita depende fundamentalmente del tiempo que transcurre entre que el corazón se detiene y se aplica una desfibrilación (por cada minuto de demora existe un 10 por ciento menos de posibilidades de que el deportista se recupere) Si no tenemos a mano un desfibrilador, es importante iniciar reanimación cardiopulmonar, consiguiendo prolongar el tiempo en el que una desfibrilación pueda ser eficaz.

Unos pocos minutos de parada cardiaca pueden ser la causa de lesiones cerebrales graves; siendo estas las principales secuelas en los pacientes que son reanimados.

La fibrilación ventricular es muy rara en corazones sanos.

En personas mayores de 35 años, la causa más frecuente es el infarto agudo de miocardio; por el contrario, en las personas jóvenes suele estar relacionada con enfermedades cardiacas previas que pueden afectar tanto al músculo del corazón (miocardiopatía hipertrófica), como a la actividad eléctrica del mismo (como el síndrome de Brugada) entre otras.

La incidencia de presentación es baja, aunque se registran los casos de deportes de concurrencia masiva y difusión, sin contabilizar los deportes menos practicados o de tipo recreativo.

Aproximadamente 1 ó 2 de cada 200.000 deportistas fallecen por año.

Se sabe que es más frecuente en el hombre que en la mujer y que la incidencia de muerte súbita en deportistas jóvenes es el doble de la población general. En España, cada año, unas 30.000 personas pueden sufrir un episodio de muerte súbita, que ocurre de manera inesperada por causa cardiaca en la primera hora desde que comienzan los síntomas.

La práctica deportiva intensa es un factor que incrementa sensiblemente el riesgo de sufrirla.

Existen datos que indican que el deporte incrementa sensiblemente el riesgo de sufrir una muerte súbita durante la realización de una actividad deportiva intensa.

En los deportistas de tipo recreacional ocurren en las primeras horas de la mañana y en las últimas de la tarde, coincidiendo con los momentos del día en que más se realizan estas actividades.

La prevención de la muerte súbita asociada con el deporte debe asentarse en tres pilares fundamentales:

 1 reconocimiento cardiológico de aptitud deportiva,

2 instauración de los mecanismos necesarios para una resucitación cardiopulmonar y desfibrilación sin demora.

3 elaboración de registros nacionales en los que todas las muertes quedaran reflejadas.

El principal objetivo del reconocimiento cardiológico debe ser detectar de forma precoz patologías cardíacas capaces de constituir un riesgo de muerte súbita.

Una exploración física meticulosa puede alertar sobre la presencia de ciertas cardiopatías, pero desgraciadamente la mayoría de los deportistas jóvenes con patologías de riesgo están asintomáticos, tienen una exploración normal y presentan un excelente rendimiento deportivo.

Atendiendo a las recomendaciones de las Guías de práctica clínica de la Sociedad Española de Cardiología debería ser específico para grupo de edad y nivel de práctica deportiva, debiendo incluir siempre un cuestionario de salud, una historia clínica con una anamnesis detallada, una exploración cardiovascular meticulosa y un ECG.

En el deporte organizado y recreacional intenso debería incluir en los deportistas jóvenes un ecocardiograma, y en los mayores, una prueba de esfuerzo máxima.

La identificación de los sujetos con riesgo permitirá apartarlos de la práctica deportiva con el fin de reducir tal riesgo y posiblemente prevenir una muerte súbita.

No obstante, la muerte súbita es por desgracia un fenómeno constatado y en estrecha relación cronológica con la actividad deportiva (la mayoría de los eventos ocurren durante o inmediatamente después del entrenamiento o la competición).

Por tanto,  las instituciones competentes deberían establecer la normativa necesaria para llevar a cabo una resucitación cardiopulmonar rápida y eficaz; incluyendo la difusión entre la población deportiva de las maniobras de resucitación cardiopulmonar básica e instalación de desfibriladores semiautomáticos en todos los lugares donde se concentran las actividades deportivas (polideportivos, gimnasios, campus universitarios, etc.).

Además, todas las muertes deberían quedar incluidas en el Registro Nacional de Muerte Accidental y Súbita en el Deporte

En conclusión, aunque la actividad física regular es beneficiosa y muy necesaria para la prevención de enfermedades crónicas, también supone un aumento del riesgo de muerte súbita.

Mientras que en deportistas habituales es realmente difícil evitar un caso de parada cardiaca, en la mayoría de los grandes centros deportivos se cuenta ya con desfibriladores, que reaniman el corazón en caso de parada cardiorespiratoria; siendo deseable la presencia de expertos sanitarios en educación física y el deporte en el escenario de la práctica deportiva con la finalidad de :

1  prevenir otros riesgos para la salud ligados a la práctica deportiva.

2 aumentar los beneficios para la salud derivados de la práctica deportiva.

3 aumentar la adherencia al deporte por parte de sus practicantes.

4 aumentar el conocimiento de los deportistas sobre las interrelaciones entre deporte y salud.

5 dar una respuesta competente ante las situaciones de riesgo vital derivadas de la práctica deportivaQ2

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